¿Cansado de que se dañe la leche?

La leche cortada estropea el sabor de las mejores sopas y salsas, pues su textura grumosa dañará tus platos, además que no es recomendable para la salud consumir leche cortada o fermentada.

Los platos que incluyen lácteos son los más deliciosos, así que presta atención porque te diremos cómo evitar que la leche se dañe y las medidas de seguridad para lograrlo.

¿Qué significa la leche cortada?

La leche cortada o fermentada se da cuando poco a poco se comienza a espesar, luciendo un aspecto grumoso, similar a cuando ha estado mucho tiempo en el refrigerador.

Esto ocurre porque la proliferación de bacterias destruye el aspecto y textura original de la leche cambiándole el sabor, la consistencia y calidad.

Cuando la leche empieza a cuajar, el sabor cambia y se genera un olor rancio y desagradable, cambiando de ese sabor dulce a un sabor ácido y agrio.

La textura y el color también cambian a un color amarillo y una textura viscosa y sucia.

¿Es seguro beber leche cortada?

Técnicamente, no se recomienda beber leche cortada porque además de tener un olor y sabor desagradable podrías enfermar desde un simple dolor estomacal a una diarrea que podría afectarte por días con sus respectivas consecuencias.

Puedes sufrir problemas de intoxicación alimentaria, digestiones incómodas, fuertes dolores de estómago, vómitos, náuseas y diarrea.

Lógicamente hay una diferencia entre beber un sorbo de leche cortada por error, no pasa nada, ahora si consumes una cantidad considerable puedes enfermarte y provocar cólicos abdominales.

¿Por qué se cuaja la leche cuando se calienta?

Cuando se calienta, la leche empieza a cuajar debido a la reacción ácida. Las proteínas de la leche se sobresaturan y adquieren un cuajado notable cuando se aplica el calor.

Cuando calentamos la leche fría rápidamente a altas temperaturas, las moléculas de las proteínas pierden su estabilidad rompiendo su estructura y dando paso a grumos sólidos.

Por lo tanto, al preparar una receta con productos lácteos no se debe descuidar la temperatura para evitar que se corte la leche.

Los platos con productos lácteos son delicados es por ello que te recomendamos seguir los trucos y consejos que te daremos en este artículo y evitarás que la leche se dañe.

Entonces al romper este equilibrio se separa en sólidos y líquidos, generando este aspecto grumoso.

Si ponemos la leche bajo un microscopio podrás ver pequeñas pompas de proteínas, las cuales a su vez contienen filamentos o ramitas en toda su estructura y se mantienen unidas gracias a una fuerza eléctrica propia.

Entonces al añadir una carga eléctrica adicional con un ingrediente ácido o convirtiéndolo ácido mediante calor, estas proteínas perderán estabilidad y por eso vemos como la leche se corta.

¿Cómo prevenir el cuajado de la leche?

Este es un problema bastante común en la cocina donde generalmente ingredientes o salsas que contienen leche se cortan cuando se hierven.

Así que aquí están algunos de los mejores consejos que usted puede tratar para evitar que la leche se corte.

1. Nunca hiervas la leche

La ebullición es la verdadera culpable de que la leche se corte, por lo que el truco aquí es calentar la leche a fuego lento.

Así que nunca intentes hervir la leche a fuego fuerte. Si quieres la mejor salsa y sopa, calienta siempre la leche suavemente. Usar fuego medio o bajo es el mejor hábito de cocción.

2. Utilizar el almidón como estabilizador

El almidón es un ingrediente común que todo el mundo utiliza en sus necesidades culinarias diarias y ¿sabías que también actúa como estabilizador?

Pues sí, puedes utilizar harina o almidón de maíz para estabilizar tu emulsión de leche de forma eficiente, evitando que las proteínas de la leche se separen, por lo que la leche no se cortará.

De hecho es una de las mejores técnicas clásicas de cocina utilizada para espesar tus sopas o salsa y siempre se aconseja añadir la leche al final.

3. Eliminar el uso de ácidos fuertes

Generalmente la mayoría de las recetas de sopas y salsas incluyen ingredientes ácidos, como tomate, vino o zumo de limón.

Pero si los ácidos cortan la leche, ¿cómo se puede hacer? Para reducir el efecto de los ácidos, puedes añadir almidón con los ingredientes ácidos.

4. Templar la leche

Cuando añades leche fría directamente sobre el líquido caliente estropea la textura de la leche, aumentando también el riesgo de que la leche se cuaje.

No hay que preocuparse por invertir un poco el proceso, es decir verter el líquido caliente en la leche fría.

Para atemperar la leche puedes calentarla a fuego lento en otro cazo y luego mezclarla con el líquido caliente. Este es el proceso perfecto para atemperar.

5. Utiliza leche con mucha crema

Como sabemos, los productos lácteos contienen una determinada cantidad de grasa al igual que la nata espesa o la nata para montar elimina el riesgo de que se corte debido a la grasa que tiene.

La mayoría de los restaurantes y comedores, emplean la nata para hacer sopas y salsas, pero el truco está en bajar la temperatura cuando la incorpores y dejarla apenas un par de minutos al fuego.

El resultado  ofrece un sabor más rico y mejores texturas que la leche.

6. Condimentar siempre al final

Otro factor que corta la leche son los ingredientes que añadas al preparar la salsa o sopa, la sal siempre va a resaltar los sabores, sin embargo es recomendable sazonarlos al final de la preparación. 

Pues si agregas la sal al inicio y la salsa o sopa se reduce durante la cocción entonces va a concentrarse la sal, por lo que sazonar al final dará buen sabor y consistencia.

Conclusión

En este texto aprendimos que la leche cortada no es buena para la salud, ya que dañaría el sabor y la calidad de los platos.

Por lo que si necesitas preparar salsas o sopas a base de leche sigue los consejos que te hemos dejado arriba.

Si bien es cierto, a veces la leche se corta cuando es la base de una receta, pero no es el tema de este artículo.

Y recuerda que para evitar una reacción ácida en la leche y que no se separe ni se corte, mantén una temperatura constante y evita los golpes de calor.

Cuéntanos si alguna vez se te ha cortado la leche cuando preparabas un plato.